La palabra celebridades en sí misma te hace pensar en las cámaras, joyas costosas y mucho dinero del que alguien lograría necesitar. Igualmente trae a la mente imágenes de individuos perseguidos por fotógrafos y muchos fanáticos, frecuentemente más de lo que lograría considerarse respetable o placentero.
Estos agentes, junto con otras maneras en que nuestra cultura trata a las celebridades, son una tentativa de que nosotros, como humanidad, estamos encaprichados con las celebridades. Todos tenemos incomparables razones, pero todos nos sentimos particularmente cambiados en celebridades de una forma u otra. Entonces, ¿por qué sucede eso? La generalidad de las personas que no son populares jamás han conocido a una celebridad, pero procedemos como si supiéramos y nos inquietamos por ellos como un compañero o familiar.
Para revelar por qué estamos tan encaprichados con la cultura de las celebridades, cada uno de nosotros tiene que considerar nuestras motivaciones particulares. Eso no siempre es posible de hacer, por lo tanto, echemos un vistazo a ciertas de las razones corrientes por las que todos se fascinan a seguir la vida de las celebridades.
Nos hacen sentir mejor
No en el paradigma de sopa de pollo, sino en el prototipo de confianza en sí mismo. Las celebridades, porque son vidas comunes y corrientes, aparecen con muchas personalidades y estilos de vida muy diferentes. Varios son tranquilos y despejados, mientras que otros son escandalosos y en su cara con sus extrañas singularidades.
Los envidiamos
Una de las ventajas que aparece con ser famoso es poseer mucho más dinero que nadie. Las celebridades millonarias logran gastar dinero en casas con un espacio que jamás utilizarán, o en el último auto o electrónica que verdaderamente no requieren. No tienen que calcular ni pensar dos veces hacia dónde va su fortuna. Todo lo que tienen que hacer una celebridad es deslizar su tarjeta, un consuelo que muchos ciudadanos usuales harían cualquier cosa para poseer por sí mismos.
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Es la otra cara de las celebridades que amplían nuestra confianza. Igualmente consiguen llenarnos de envidia. No es solo su fortuna lo que origina esto, sino la forma en que lo utilizan. La adicción logra aparecer cuando vemos a cualquiera con mala reputación para conseguir cosas que no opinamos que merezcan. Especule en todo el drama en el que se implicó Tom Brady con el bullicio de Deflategate, y luego sepa que no importa lo que suceda.